Se tiñe el cielo de colores fuego. Entre destellos las nubes se iluminan y amane-tardece... Amanece un día nuevo y, como loca, te preguntas la razón para levantar tu cansado cuerpo. De entre tus pensamientos, el corazón desvela la limpia mirada de un alumno que ayer lloraba. No recuerdas por qué. Solo sabes que es por él, por cada uno de ellos, la razón por la que comenzar el día. ¡Mereció la pena levantarse! - piensas cuando empieza a ponerse el sol. Hoy el alumno que ayer lloraba ha expresado una gran sonrisa al ver recompensado su esfuerzo. Y así ves atardecer con una razón por la que vivir...